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Ind(s)ulto a la nación

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Bruce Sánchez

Se aprueban, se firman y se procede a la puesta en marcha de los indultos a los condenados por el intento de Golpe de Estado y aniquilación del mismo y la nación española en octubre de 2017. Se consuma la traición y la felonía a todos los niveles institucionales del Estado. Se trata, probablemente, del mayor acto de perfidia que los representantes de nuestro pueblo han llevado a cabo contra el mismo.

El acto más vil que puede realizarse contra el pueblo y la nación, su intento de destrucción, la privatización de una parte de su territorio con pretensiones supremacistas, será perdonado públicamente por los propios representantes de la nación atacada. El Estado destruyéndose a sí mismo, porque lo volverán a hacer, ya han asegurado que lo volverán a hacer. Indultos a quien no solo no se arrepiente de lo acontecido, si no a quien asegura que lo repetirá. Indultos en pos, dicen, de la convivencia y normalidad de nuestro país: convivencia y normalidad que los indultados aseguran que romperán en cuanto salgan de prisión. El sinsentido es mayúsculo. La excusa para los indultos es falsa. ¿Para qué, pues, esos indultos? ¿Con qué objetivo real se llevan a cabo?

Se llaman socialistas. Socialistas que permiten, insistimos, el crimen más atroz contra la clase trabajadora española, la destrucción o el intento de destrucción de su Estado-nación. Socialistas que no parecen ver que sin nación no hay Estado, y que sin Estado no hay socialismo. Evidentemente el socialismo no es, en ningún caso, objetivo de este des-Gobierno. Como tampoco lo es la igualdad real y efectiva entre españoles, y el fin de los privilegios de unos y la miseria de otros dependiendo de si has nacido en Madrid, Barcelona o en Pueblonuevo del Guadiana.

Pero hay culpables por encima de los indultadores. Aquel papel al que se agarran y esgrimen tanto los indultadores, como los indultados, como los que se oponen al indulto: la Constitución del 78 y su Régimen establecido. Todos la nombran en su beneficio de acuerdo a sus teorías e intereses. Una Constitución en la que todos caben: los gobiernos felones, los separatistas que quieren acabar con la nación española, los constitucionalistas que dicen defenderla… en fin, una Constitución completamente prostituida y que nunca, en ningún caso, podrá garantizar la integridad y la unidad de España.

Por cierto, la Comisión Europea también ha dado ya el visto bueno a los indultos. Esto tampoco debería sorprendernos: la idea de Europa se construyó contra España, no lo olvidemos nunca. Si la Asamblea Parlamentaria del Consejo Europeo no ve delito en tratar de romper y destruir España es, precisamente, porque dicho organismo existe por y para la destrucción de las naciones políticas europeas y el robo sus soberanías nacionales entregándosela a los burócratas y al capital transnacional.

En definitiva, la izquierda política y cultural ha levado anclas contra la nación española, esto no es nuevo, no nos sorprende en ningún caso. La derecha política, los proclamados constitucionalistas, en la práctica van en la misma senda. Defendiendo la Constitución y el Régimen del 78 abogan por el aniquilamiento de nuestra Patria.

Nunca antes tantos fueron perjudicados tanto por tan pocos.

A todos ellos:

Es vuestra infame Constitución del 78 la que permite la existencia de partidos separatistas.
Es vuestra infame Constitución del 78 la que partió la nación española en 17 mini-estados autónomos, con sed insaciable de egoísmo, diferenciación y desigualdad.

Es vuestra infame Constitución del 78 la que ampara y permite el perdón a aquellos que han querido destruir nuestra nación.

Y es vuestro infame y felón Rey el que una vez más traiciona al pueblo español (como acostumbran a hacer desde hace ya más de 300 años esa estirpe de afrancesados incestuosos) firmando el decreto de los indultos.

No queda ya mucho más que decir. La unidad de nuestro país corre grave riesgo. Y por tanto, la unidad de nuestra clase trabajadora, su futuro y su prosperidad se ven seriamente amenazadas. Los socialistas patriotas no lo podemos permitir.

O con el Régimen del 78, su Constitución, la monarquía traidora y los partidos políticos que representan todo esto o con el pueblo español, su clase trabajadora y nuestra nación política, que son sinónimos.

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