¿Quiénes Somos?
Declaración de la Comunidad Vértice
La Comunidad Política Vértice se define como una agrupación libre de todos los que aspiran a encontrar una alternativa a la gran crisis que sufre España, Europa y el mundo en general. Una crisis provocada por múltiples rupturas del ser humano consigo mismo y con los demás, con las naciones políticas, con su entorno… en definitiva, la de un ser desarraigado de su tierra, de su pueblo, de su Historia y de su identidad nacional. Personas que necesitan de una REVOLUCIÓN SOCIALISTA.
Para esa lucha llamamos a la movilización total. No queremos “empoderamientos” posmodernos, queremos voluntades para IMPERAR, cerrar las múltiples rupturas que nos mantienen alienados y fortaleza para ser verdaderamente LIBRES y poder decidir nuestro propio rumbo.
Ello ha de hacerse yendo a la raíz, siendo radicales. Ninguna complacencia ni complicidad con las fuerzas antiguas que nos han conducido hacia una sociedad desintegrada, sin aspiraciones soberanas y sometida a los intereses de las potencias occidentales. No merece ser conservado aquello que no vaya en la dirección de un futuro antagónico al del actual pensamiento dominante, que es fundamentalmente anglosajón, europeísta neoliberal y posmoderno.
Y como no lo buscamos de forma individual, esa especie de sálvese quien pueda que inunda a las sociedades posmodernas, queremos Comunidad, queremos Soberanía y queremos para el futuro una vía española hacia el Socialismo. No podrán someternos y, menos aún, asimilarnos en su Liberalismo Cultural. Los 10 puntos que exponemos a continuación son la garantía de que en su cumplimiento inapelable está la defensa de nuestra libertad como personas y el futuro de la Patria española.
1. Por la soberanía política.
España no se justifica si no tiene la
capacidad para gobernarse conforme a sus propios intereses. Esto significa que
tenemos que construir un nuevo Estado al servicio de los españoles y de la
Nación y de la clase trabajadora. Esto significa abandonar esa organización de
sometimiento que es la Unión Europea y recuperar todas nuestras competencias en
política interior y exterior, así como la denuncia de aquellos tratados
internacionales que imponen determinadas políticas que no han sido
democráticamente decididas por los españoles y que nos afectan como PUEBLO,
sujeto histórico de la Patria y único soberano.
2. Por la unidad, integridad y dignidad
de la Nación Española.
España no es ningún proyecto ni es un
concepto discutible o coyuntural, es una realidad histórica, una nación
política y la proyección de nuestro pueblo en el devenir, cohesionado a
través de una lengua nacional, el español, una de las más habladas en todo el
mundo, además de múltiples lenguas y dialectos que enriquecen la cultura de
nuestra nación política. España somos todos aquellos que conformamos la
sociedad española, aquellos que nos precedieron y aquellos que están por venir.
Su unidad es una necesidad si queremos seguir siendo un pueblo, su integridad
es una necesidad si queremos vivir en una comunidad digna y su dignidad es una
necesidad para dejar de ser súbditos de los poderes que pretenden subyugarnos y
para poder mirar al futuro con la cabeza alta, asegurando el bienestar de
nuestros descendientes, y del conjunto de nuestra nación política.
3. Por la República Española.
Solo el pueblo español es el soberano de
la nación española. Una dinastía, una “nobleza de sangre” o un apellido no
justifican nada. La única nobleza que reconocemos es la del Trabajo; por ello
el Trabajador debe aspirar a su elevación como clase dominante para convertirse
en clase nacional. En consecuencia, el pueblo español debe tener el derecho y
el deber de decidir quién pone en la Jefatura del Estado, y este debe estar al
servicio del pueblo que le ha elegido, orientando sus decisiones hacia el mayor
beneficio de todos, velando por la protección de la NACIÓN POLÍTICA ESPAÑOLA y
la defensa de su soberanía política, económica y militar. Eso es la República,
el lazo indestructible entre el pueblo español y sus líderes elegidos de forma colectiva.
4. Por una democracia participativa.
Los países que conforman el Occidente
realmente existente pretenden imponernos como “democracia” lo que no son más
que regímenes oligárquicos burgueses y liberales de mercado capitalista;
partitocracias que son cleptocracias corruptas o tiranías blandas encubiertas.
Si el soberano es el pueblo, es su derecho y deber DECIDIR la dirección de la
Nación, elegir a todos sus gobernantes y marcar las políticas del Estado. Y lo
decidirán las mayorías populares, no ninguna minoría por muy elitista que se
crea o muy victimista que aparezca. Se acabó el monopolio de los partidos, de
la corrupción generalizada, de los grupos de presión, de la oligarquía
económica y sus medios de prensa. El trabajo, los municipios, las entidades
públicas orgánicas y las organizaciones de masas deberán construir un sistema
de participación donde todos los ciudadanos puedan sentirse representados de
forma igualitaria.
5. Por una vía española hacia el
Socialismo.
Las sociedades posmodernas vienen
determinadas por el desarrollo del capitalismo como modelo económico social
dominante en los últimos dos siglos. Pero el capitalismo, por su lógica interna
y su propia ontología (la metafísica del individuo), solo puede crear
sociedades clasistas, desiguales, enfrentadas, repletas de seres alienados y
manejados para seguir siendo siervos de los poderosos, aunque cambien las
formas. Desmontar el sistema capitalista y su expansión global es la gran tarea
que tenemos por delante. Tenemos la necesidad de construir un sistema guiado
por una ética comunitaria, donde el interés general esté por encima de los
intereses individuales o de grupo. Apostamos por un sistema socialista
encaminado a acabar con la explotación de una clase por otra y con la
acumulación capitalista de unos pocos parásitos como resultado de la
explotación del conjunto del pueblo trabajador. Abogamos por un sistema
económico que acabe con el consumismo desenfrenado, del que se nutre el
capital, mediante el establecimiento de un sistema de producción planificado
ajustado a las necesidades de la clase trabajadora, y por la destrucción de los
valores de la ideología dominante posmoderna y neoliberal para implantar unos
nuevos valores socialistas que se enfrenten al subjetivismo y al idealismo. No existen
las opresiones imaginarias del posmodernismo, pero sí la dialéctica de clases,
Estados y la opresión de la clase trabajadora por las clases dominantes
oligárquicas españolas que están al servicio de los intereses de la
Angloesfera.
6. Por un ejército del Pueblo.
La defensa del territorio nacional, su
unidad, integridad e independencia no puede depender de alianzas extranjeras
que toman decisiones en función de intereses foráneos que nos perjudican. Esto
implica la salida inmediata de la OTAN, la denuncia de los acuerdos que
permiten la presencia de bases militares de EEUU en nuestro territorio, la
reivindicación de la soberanía sobre el Peñón de Gibraltar, asumir la
responsabilidad histórica con el pueblo saharaui y el desarrollo de una
política de DEFENSA y doctrina militar propia que permita la defensa popular
del territorio como “pueblo en armas”, una reconsideración de nuestro papel
geopolítico y la alianza con aquellos Estados que persigan un nuevo orden
internacional multipolar. Además, puesto que contamos con los recursos
necesarios, apostamos por la producción de armamento nuclear que, bajo la
teoría de la Destrucción Mutua Asegurada, permita velar por la soberanía e
independencia nacional respecto a otras potencias militares que pretenden influir
en nuestra política nacional.
7. Por la soberanía económica.
Es necesario que España recupere su
soberanía económica con medidas urgentes: a) la salida de la zona euro y de la
dependencia del Banco Central Europeo y b) negociar con los países que lo acepten,
nuestros intercambios comerciales con monedas propias o con aquellas que
permitan eliminar la dependencia del dólar, que conserva el valor por su
circulación mundial y está respaldado por el belicismo estadounidense.
Igualmente, recuperar la soberanía, implica, mediante la PLANIFICACIÓN
económica, recuperar nuestra agricultura y ganadería, en busca de la soberanía
alimentaria y un gran Plan de reindustrialización en todos los sectores para no
depender exclusivamente del sector terciario. Apostamos por una fuerte
inversión en I+D para la creación de sectores de alta dotación tecnológica y
científica, y buscaremos sinergías con aquellos países con los que podamos
tener una relación recíproca.
8. Por una geopolítica panibérica.
España
debe alejarse del engendro de la Europa realmente existente al suponer un
peligro para nuestra unidad e identidad nacional. No existe una civilización
europea, pero sí una hispánica que conforman 483 millones de personas en todo
el mundo cuya lengua materna es la española. El español unido con el portugués, abarca
una población de más de 700 millones de personas que están reunidas en
diferentes naciones políticas y territorios. Son los dos únicos grandes idiomas
cuantitativos de alcance internacional afines y comprensibles entre sí que,
además, anualmente aumentan su número de hablantes. Debe articularse un
Espacio Multinacional Paniberófono de cooperación y desarrollo cultural,
económico y político para ser la respuesta de entonación ibérica a la
globalización neoliberal y a su lengua vehicular inglesa, como proyecto
geopolítico de alcance internacional. Aprovecha nuestras mutuas
ventajas, como las características lingüísticas y culturales de extensión
global, la ubicación peninsular y la situación geográfico-estratégica que
comunica con el Atlántico, Mediterráneo, Cantábrico, Alborán y el importante
Estrecho de Gibraltar, convirtiéndonos en el puente del continente africano e
iberoamericano hacia Europa y en vaso comunicante de Oriente Medio y Asia. Además, encaja con
nuestra idiosincrasia y con los objetivos soberanos de los países del llamado
Mundo Multipolar a los que vemos como aliados objetivos frente al Mundo
Anglosajón. Esta propuesta no es antagónica a las relaciones comerciales con
los países europeos, a los que se les ofrecerá un trato de amistad.
9. Por la defensa de nuestro
patrimonio natural.
Entendemos
la naturaleza como una de las mayores riquezas de España y su defensa como
parte del patriotismo. Abogamos por una defensa de la naturaleza diametralmente
opuesta al ecologismo fundamentalista. Es necesario acercar la sociedad a los entornos
naturales fomentando todas las iniciativas al respecto. España está destinada a
convertirse en potencia agraria, por lo que se deben fomentar los estudios en
las ciencias del campo; la llamada España
vaciada debe ser aprovechada. El futuro del campo pasa por convertir el
país en una potencia agrícola y ganadera como base económica de nuestra
soberanía nacional, apoyada por una industria con maquinaria agrícola avanzada.
Los estudios y la inversión en el agro deben aumentar la eficacia de las explotaciones,
manteniendo siempre un compromiso con el respeto al medio natural. La energía,
basada en fuentes soberanas, debe tender al respeto a la NATURALEZA. Las
diferentes fuentes energéticas como la solar, hidráulica, eólica, nuclear,
biogás y la producción de hidrógeno deben transformar el panorama energético
siendo el mundo rural la clave para su implantación. La tecnología también
permite fijar población en el mundo rural. Ya no existe la necesidad de
aglutinar millones de personas en grandes ciudades, cualquier trabajo de
oficina u online es susceptible de ser deslocalizado al mundo rural, cuestión
que el mismo Estado debe fomentar.
10. Por la soberanía informativa y
cultural.
La sumisión de los actuales Estados a los
grandes consorcios internacionales e instituciones sospechosas de servir a
intereses imperialistas, ha llevado a que tanto los medios de comunicación como
el mundo de la cultura se encuentren invadidos con productos enemigos de
nuestra identidad, de nuestras culturas, de nuestros idiomas y de nuestra
idiosincrasia. Hay que acabar con el monopolio que estos agentes disfrutan
sobre la INFORMACIÓN y la CULTURA que llega al pueblo español. Un Plan marco
deberá regular estos sectores para garantizar la pluralidad, independencia,
coherencia e igualdad de oportunidades en el mundo de los medios de
comunicación, la educación y la cultura. Que nadie nos diga desde esferas de
poder ajenas a España lo que debemos o no debemos publicar en nuestra nación
política, por lo que defendemos también el impulso del periodismo de
investigación.